viernes, 25 de febrero de 2011

CAFTA IGUAL LIPIDIA PARA NUESTROS PUEBLOS



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Por primera vez las autoridades de República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos se reunieron para hacer seguimiento a la implementación del TLC  

Por Fernando de Dios

SAN SALVADOR
 – Durante los tres primeros días de la semana, delegaciones de todos los países incluidos en el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA-DR, por sus siglas en inglés) se reunieron en San Salvador para, por primera vez, llevar a cabo una evaluación del desempeño de este instrumento de apertura comercial firmado en 2005.

La Comisión de Libre Comercio es la máxima autoridad administrativa rectora del acuerdo y está  formada por los ministros de Economía y Comercio de los siete países parte: Estados Unidos, República Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Durante los tres días se produjeron encuentro a distintos niveles, desde el técnico al ministerial, en los que se pusieron sobre la mesa los trabajos que hasta el momento habían desempeñado los comités que ya están en marcha, como el de derechos laborales y el ambiental.

Todos los balances fueron positivos, señalando alzas en las cifras de comercio entre Estados Unidos y la región. También se tomaron decisiones para, según las autoridades, superar los obstáculos al intercambio de bienes y servicios que se han detectado.

Estos análisis, sin embargo, dejaron de lado cuestiones clave, como el bajo rendimiento de las economías de algunos países, especialmente los del triángulo norte de Centroamérica. Tampoco se habló de cuestiones como la incorporación al tratado del concepto de asimetría.

El próximo 1 de marzo se cumplirán cinco años de vigencia de este tratado en El Salvador, el primero de los países de la región que lo ratificó. Otros países siguieron procesos más largos y el último en aprobarlo fue Costa Rica en 2009.


Más comercio

En referencia al desempeño del comercio durante los cinco últimos años, los resultados fueron resumidos por la ministra de Comercio Exterior de Costa Rica, Anabel González, quien expuso el incremento de las exportaciones en ambos sentidos. En el caso de las de Centroamérica hacia Estados Unidos en un 31 por ciento y en el sentido inverso en un 44 por ciento.

También entre los países de la región el comercio se incrementó en casi un 50 por ciento en los años de vigencia del tratado.

En El Salvador, según el Ministerio de Economía, las exportaciones se incrementaron en un 19 por ciento en esos años. El sector protagonista de este alza es el textil, tal y como aseguró el ministro Héctor Dada Hirezi.

Con estos datos, la valoración general fue que el tratado se está desempeñando de forma satisfactoria, “impresionante” según la representante adjunta de Comercio Exterior de Estados Unidos, Miriam Sapiro.


Apoyo a sectores básicos


En cuanto a las decisiones tomadas en estos tres días de reuniones, Dada Hirezi detalló que se había decidido formar dos comités, uno centrado en el comercio agropecuario y otro dedicado a las normas sanitarias y fitosanitarias.

Con ello, se seguirá potenciando el comercio de productos agrícolas y ganaderos y mientras se intentará armonizar el concepto de libertad de mercado con las severas normas sanitarias y fitosanitarias que Estados Unidos impone a los productos de este tipo que importa.

Dado que es importador neto de productos alimenticios, sobre todo de granos básicos, El Salvador no encontrará gran beneficio en este sentido más allá de productos tradicionales como el café y la caña de azúcar.

Lo que sí es de interés del país, y así lo planteó ya antes de la reunión el viceministro de Economía, Mario Roger Hernández, es la eliminación de obstáculos al comercio de productos textiles, sobre todo en el sentido de dejar claro qué ocurre con las fuentes de materias primas y si aplican las normas del CAFTA-DR cuando éstas provienen de fuera de Centroamérica.

En ese sentido, Dada Hirezi anunció un acuerdo para flexibilizar esas reglas de origen. Como consecuencia de ello, algunas de las prendas fabricadas en El Salvador y que hasta el momento no se beneficiaban de la apertura comercial, podrán exportarse a Estados Unidos sin aranceles.

También se anunció un trabajo de inventario de la industria textil a nivel regional para identificar a los productores y ponerles en contacto con potenciales compradores en Estados Unidos, proyecto en el que se solicitó la cooperación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Hasta el momento, el sector más beneficiado por este tratado de libre comercio es el textil. Se conoce ampliamente las características de las llamadas maquilas textiles, centros de trabajo en los que se incumplen en muchos casos las más básicas leyes laborales.

Hay muchas más cuestiones oscuras relacionadas con este sector, como que no contribuye en mucha medida al desarrollo del país y no transfiere conocimiento ni tecnología, pero la realidad es que es de los pocos del país capaz de producir bienes para la exportación.

También se anunciaron avances en la confección de listas de árbitros para solución de controversias entre países, aunque no se dieron más detalles sobre este asunto.

El otro asunto resaltado por las autoridades del MINEC es la potenciación del sector productivo del país para aprovechar las oportunidades que abre el CAFTA-DR. En ese sentido, Héctor Dada anunció que estas reuniones sirvieron para plantear acciones a nivel regional de apoyo a la pequeña y mediana empresa.

Dada Hirezi admitió que el tratado no se ha aprovechado lo suficiente en el país, principalmente en lo que tiene que ver con el apoyo para que la producción local alcance la calidad y competitividad requeridas para llegar al mercado estadounidense.

En ese sentido, el ministro afirmó que un primer paso es incorporar a un considerable número de micro y pequeñas empresas al mercado formal. Es decir, que primero han de integrarse al mercado del país y un paso posterior sería explorar sus posibilidades de exportar.


Excesivo optimismo


Dado que, como enfatizó  Dada Hirezi, el gobierno de Mauricio Funes “no ha planteado ninguna reforma a ningún tratado internacional”, el CAFTA seguirá en lo esencial siendo un instrumento imperfecto que no tiene en cuenta que se asocian países con capacidades tremendamente desiguales.

El mismo Héctor Dada Hirezi fue un crítico de este tratado cuando se negoció, junto con buena parte de la sociedad civil organizada.

Según el miembro de la directiva del Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM), Edgardo Mira, el CAFTA ha contribuido a que, a día de hoy, El Salvador sea más dependiente de Estados Unidos en el suministro de algunos granos básicos, principalmente maíz y arroz.

La ecuación que podría resumirlo es que el tratado de libre comercio es igual menos producción y más importación.

La evolución de la balanza comercial del país revela que durante los años en que ha estado vigente el tratado las importaciones han seguido creciendo por encima de las exportaciones, con lo cual el mayor beneficio ha sido para el socio más potente del acuerdo, como se alertó cuando se estaba negociando.

Mira también objeta que la inversión extranjera, y en especial la estadounidense, no se ha incrementado como se prometió y cuando se incrementó coincidió  con compras de empresas salvadoreñas, como el Banco Cuscatlán en 2008.

Según el MINEC, la inversión directa estadounidense ha pasado de $1.358 millones antes del tratado a $2.123 millones según cifras del tercer trimestre de 2010, lo que supone el 35 por ciento del total de la inversión extranjera en El Salvador.

Finalmente, el CAFTA-DR es “un instrumento a favor de las empresas transnacionales en detrimento de los intereses de nuestros países”, asegura Mira, lo que queda demostrado con los procesos que tienen abiertos grandes corporaciones mineras contra el Estado por cientos de millones de dólares, amparándose en las reglas de apertura comercial del tratado.

El Coordinador de Programa Integración y Comercio de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), José Ángel Tolentino, señala que los balances expresados en estos días por los representantes de los distintos países son, como poco, “excesivamente optimistas”.

Toda valoración del desempeño del CAFTA debe tener en cuenta que su aplicación ha sido gradual, es decir, que los países centroamericanos han ido ratificándolo uno a uno entre 2006 y 2009. En ese sentido, Tolentino muestra sorpresa por el hecho que la ministra costarricense haya dado un balance tan optimista siendo su país el último en ratificar el acuerdo.

En su opinión, el análisis debe ser lo más desapasionado posible y no atribuir al tratado ni todo lo bueno ni todo lo malo que ha ocurrido en el comercio en la región durante los últimos cinco años.

Por otra parte, hay que tener en cuenta, según el experto, que no todos los países centroamericanos están en la misma situación. Además, tanto Costa Rica como Nicaragua consiguieron mejores condiciones en las negociaciones y se tomaron más en serio sus procesos de ratificación que los países del norte, Guatemala, Honduras y El Salvador.

En el caso de El Salvador, Tolentino afirma que no se puede decir que el CAFTA sea el único causante de la baja producción de alimentos y la falta de soberanía alimentaria, pues hay otros factores como, por ejemplo, los fenómenos climáticos.

Aun así, opina que los avances en el marco del acuerdo han sido pobres en relación a las expectativas que se crearon y aun están por llegar los empleos, la inversión directa extranjera y el crecimiento económico que se auguraban.

“Que me vengan a decir que el CAFTA ha sido un éxito con una economía que no llega al 1 por ciento (de crecimiento del Producto Interno Bruto), un momento, eso es cuestionable”, afirma Tolentino.

Y añade que los niveles de crecimiento de las exportaciones que ha presentado el Ministerio de Economía, lejos de ser para celebrar, más bien son para preocuparse.

En su opinión, el país tiene como principales trabas para obtener beneficios de este acuerdo “que no tiene una base diversificada de exportaciones y no puede satisfacer todos los requerimientos en materia sanitaria y fitosanitaria” que impone Estados Unidos.

También cree que se debe acabar con el esquema basado en la exportación de bienes tradicionales, como el café y la caña de azúcar, y diversificar la producción, porque “las políticas de apertura completa de los mercados sin planes complementarios no dan resultado”.

Tanto el miembro de FUNDE como el de CEICOM manifiestan que algo que ha quedado demostrado en estos últimos dos años –y que no ha formado parte de los balances- es que, con el tratado de libre comercio los países de la región son más vulnerables a las crisis que se originan en Estados Unidos.

Tolentino señala que eso se deberá tener en cuenta a la hora de implementar el Acuerdo de Asociación (AdA) que Centroamérica firmó en mayo de 2010 con la Unión Europea.

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