Por Edgardo Ayala / Fotografía Tomás Andréu
Lo más importante en estos momentos es aliviar la crisis, ayudar a las familias pobres a no sucumbir. Esa es la pensada de Funes con su Plan Global Anticrisis, planteada en su discurso inaugural, el 1 de junio. Se pretende crear unos 100 mil empleos, aunque temporales, necesarios, para aguantar el apretón, entre otras medidas de emergencia. Algunos críticos hablan de que se está enfocando el asunto de un modo “asistencialista”.
SAN SALVADOR - Como cantó Joaquín Sabina en alguna de sus canciones, aunque en otro contexto más mundano: “Y luego fuimos pasando de las palabras a los hechos”. En esa fase se encuentra ya el nuevo presidente salvadoreño, Mauricio Funes, tras estrenarse como mandatario el pasado 1 de junio.
Funes tiene frente a sí la primera tarea de escuela: probar que puede cumplir los planteamientos hechos durante su campaña y en su primer discurso como presidente del país. Y, entre las varias cosas que mencionó ese día de la toma de posesión de su gobierno, fue la de implementar una política que alivie el impacto de la crisis en las familias salvadoreñas. Lo llamó Plan Global Anticrisis.
La idea no es revertir la crisis –de momento—, sino palearla mientras se va gestando un plan de mediano y largo plazo no solo para atajar la crisis sino lanzar al país por la ruta correcta del desarrollo, tras 20 años de fracasos neoliberales.
Sorteando el vendaval
Pero de momento, lo inmediato es que esa crisis no golpee a la gente tan violentamente. Son como medidas de emergencia, que ayuden a la gente a no ahogarse en las aguas de la turbulencia económica.
Las medidas que incluye dicho Plan, en un período de 18 meses, son: la generación de 100 mil empleos directos, algo que, de realizarse, vendría a ser un enorme respiro de alivio en un momento en que los empleos no solo escasean, sino que las empresas están cada vez más despidiendo personal, golpeada por la crisis. Se calcula que alrededor de 40,000 trabajadores y trabajadoras han sido despedidas en los últimos meses debido a la problemática.
Durante la campaña electoral, tanto Funes como su contrincante, Rodrigo Ávila (de la Alianza Republicana Nacionalista, Arena), hablaron de la creación de varios cientos de miles de empleos, lo cual sonaba algo demagógico en aquellos días en que se podía prometer casi cualquier cosa. Ahora es distinto.
Los detalles de este plan anticrisis ya van saliendo a la luz pública, a medida que los nuevos funcionarios van retomando las riendas de sus instituciones y hablando al respecto. Por ejemplo, ya hay alguna claridad sobre cómo se piensa ir creando una parte de esos empleos, e incluso ya hay un presupuesto de $475 millones destinados a eso.
Alex Segovia, Secretario Técnico de la Presidencia, ha dicho que a corto plazo se pueden generar ya los primeros 30 mil empleos temporales, creados con proyectos estatales pero puestos en marcha por alcaldías y otras instituciones. Por ejemplo, proyectos de infraestructura que requieran de bastante mano de obra, como caminos rurales, etc. No se está pensando en grandes proyectos como carreteras o autopistas, pues estos no son intensivos en mano de obra sino que utilizan más bien maquinaria pesada.
Segovia agregó que, como son temporales, aquellos que participen del programa tengan un día para capacitarse en talleres vocacionales que, en el futuro inmediato, le sirva para mejorar sus capacidades y así mejorar sus ingresos.
No son trabajos permanentes. Pero igual, en estos días de crisis y desempleo, trabajar por algún tiempo ya es de una gran ayuda a las familias. La tasa de desempleo y subempleo de la Población Económicamente Activa ronda en conjunto el 50% en el país, según cifras oficiales.
Otros componentes del plan suenan sencillos, como la dotación de uniformes a más de 1.3 millones de estudiantes de primaria y secundaria, pero eso, para una familia sumida en la pobreza, es bastante. Hace unos meses, ContraPunto conversó con un lisiado de guerra cuya mayor preocupación era, por esos días, cómo diablos conseguía unos $20 para comprar la tela de los uniformes de sus tres niños.
Segovia dijo en una entrevista televisiva que en este punto de los uniformes se podría lograr una jugada como de doblete de billar: alguien tendrá que hacer los uniformes para todos esos jóvenes. Y allí podrían aliarse sastres para conformar talleres que los confeccionen, generándose un ciclo productivo importante.
Otros aspectos del plan son: la construcción y mejoramiento de 25 mil viviendas populares y 20 mil un poco más sencillas, pero que ofrezcan techo y piso a familias de zonas rurales donde, hoy por hoy, probablemente viven en champas de plástico.
Además, Funes habló de crear una banca de desarrollo estatal que otorgue créditos a los sectores productivos, y de la creación de un sistema de protección universal, del cual no hay mayores detalles pero que pudiera referirse a la extensión de la cobertura previsional. También se ampliará uno de los programas heredados de la administración del ahora ex presidente Elías Saca, la Red Solidaria, que pasará a llamarse Comunidades Solidarias Rurales. Con este programa se pretende mejorar la cobertura de agua potable, electricidad, saneamiento básico, salud y educación en 32 municipios sumidos en pobreza severa.
“Tenemos, como se ve, una gran tarea por delante, pero ello no nos intimida”, dijo Funes en su discurso.
Money, Money money
Buena parte del problema es de dónde saldrán los recursos para echar a andar todo el plan, tomando en cuenta la difícil situación financiera que Funes hereda. El déficit fiscal, es decir, el dinero que hace falta para financiar el presupuesto de la nación –proyectado al cierre del 2009—, ronda los $1,200 millones de dólares (de un presupuesto que sobrepasa los $3,600 millones).
La cifra del déficit, que equivale al 5.4%, poco a poco se ha ido conociendo luego de que el Gobierno, en los meses de campaña electoral, ocultó las cifras reales de cuán débiles estaban las finanzas públicas, y sólo salieron a flote luego de que organismos internacionales financieros escudriñaran en las entrañas de la administración Saca.
“Debemos de confesar que nuestra sorpresa ha sido que la crisis del país ha sido más profunda de lo que nosotros esperábamos, y los datos que tenemos se han ido construyendo con los organismos financieros internacionales”, ha dicho Héctor Dada Hirezi, el nuevo ministro de Economía.
En las últimas semanas, el equipo de Funes –antes de ser investido como Presidente –maniobró intensamente para buscar esos fondos para financiar el presupuesto. Préstamos otorgados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que totalizaban $950 millones y que una parte de ellos ($650 millones) se iban a destinar al pago de la deuda internacional, tuvieron que ser redirigidos para financiar el hueco.
Medios locales informaron el 3 de junio que el BID ha ofrecido un nuevo crédito por $500 millones, que pudieran servir para echar a andar los programas del nuevo gobierno, aunque estaría a disposición en el 2010. “Servirá para apoyar para financiar muchas de las iniciativas que planteó el presidente en su discurso, en el área social y en el área de producción”, dijo a La Prensa Gráfica Luis Alberto Moreno, presidente del BID.
Voces disidentes
Uno de los primeros críticos del Plan fue Rafael Barraza, ex presidente del Banco Central de Reserva y ahora analista económico.
Barraza ha dicho que el plan ha sido pensando más bien con una visión “asistencialista”, es decir que no va al meollo del asunto, elevar la producción para de esa forma crear más empleos.
“Es una visión asistencialista de que estas familias no caigan en una pobreza extrema, pero hace falta una visión de desarrollo, de mediano plazo”, dijo a la Telecorporación Salvadoreña (TCS).
Días después, en una entrevista con la misma televisora, Dada le responde: “La creación de empleos de emergencia no son los que la gente busca, sí, pero vamos a tratar de palear la situación mientras se toman medidas con efectos en el mediano plazo”. Y agrega: “Yo creo que no hay que hacer una crítica fácil, ser analista es bastante fácil…”.
Un reportaje de ContraPunto, de enero del 2009, reveló que El Salvador fue de los países en la región que menos medidas adoptaron (al 30 de enero del 2009) para atajar la crisis, según el documento “La reacción de los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe frente a la crisis internacional”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Lo más importante en estos momentos es aliviar la crisis, ayudar a las familias pobres a no sucumbir. Esa es la pensada de Funes con su Plan Global Anticrisis, planteada en su discurso inaugural, el 1 de junio. Se pretende crear unos 100 mil empleos, aunque temporales, necesarios, para aguantar el apretón, entre otras medidas de emergencia. Algunos críticos hablan de que se está enfocando el asunto de un modo “asistencialista”.
SAN SALVADOR - Como cantó Joaquín Sabina en alguna de sus canciones, aunque en otro contexto más mundano: “Y luego fuimos pasando de las palabras a los hechos”. En esa fase se encuentra ya el nuevo presidente salvadoreño, Mauricio Funes, tras estrenarse como mandatario el pasado 1 de junio.
Funes tiene frente a sí la primera tarea de escuela: probar que puede cumplir los planteamientos hechos durante su campaña y en su primer discurso como presidente del país. Y, entre las varias cosas que mencionó ese día de la toma de posesión de su gobierno, fue la de implementar una política que alivie el impacto de la crisis en las familias salvadoreñas. Lo llamó Plan Global Anticrisis.
La idea no es revertir la crisis –de momento—, sino palearla mientras se va gestando un plan de mediano y largo plazo no solo para atajar la crisis sino lanzar al país por la ruta correcta del desarrollo, tras 20 años de fracasos neoliberales.
Sorteando el vendaval
Pero de momento, lo inmediato es que esa crisis no golpee a la gente tan violentamente. Son como medidas de emergencia, que ayuden a la gente a no ahogarse en las aguas de la turbulencia económica.
Las medidas que incluye dicho Plan, en un período de 18 meses, son: la generación de 100 mil empleos directos, algo que, de realizarse, vendría a ser un enorme respiro de alivio en un momento en que los empleos no solo escasean, sino que las empresas están cada vez más despidiendo personal, golpeada por la crisis. Se calcula que alrededor de 40,000 trabajadores y trabajadoras han sido despedidas en los últimos meses debido a la problemática.
Durante la campaña electoral, tanto Funes como su contrincante, Rodrigo Ávila (de la Alianza Republicana Nacionalista, Arena), hablaron de la creación de varios cientos de miles de empleos, lo cual sonaba algo demagógico en aquellos días en que se podía prometer casi cualquier cosa. Ahora es distinto.
Los detalles de este plan anticrisis ya van saliendo a la luz pública, a medida que los nuevos funcionarios van retomando las riendas de sus instituciones y hablando al respecto. Por ejemplo, ya hay alguna claridad sobre cómo se piensa ir creando una parte de esos empleos, e incluso ya hay un presupuesto de $475 millones destinados a eso.
Alex Segovia, Secretario Técnico de la Presidencia, ha dicho que a corto plazo se pueden generar ya los primeros 30 mil empleos temporales, creados con proyectos estatales pero puestos en marcha por alcaldías y otras instituciones. Por ejemplo, proyectos de infraestructura que requieran de bastante mano de obra, como caminos rurales, etc. No se está pensando en grandes proyectos como carreteras o autopistas, pues estos no son intensivos en mano de obra sino que utilizan más bien maquinaria pesada.
Segovia agregó que, como son temporales, aquellos que participen del programa tengan un día para capacitarse en talleres vocacionales que, en el futuro inmediato, le sirva para mejorar sus capacidades y así mejorar sus ingresos.
No son trabajos permanentes. Pero igual, en estos días de crisis y desempleo, trabajar por algún tiempo ya es de una gran ayuda a las familias. La tasa de desempleo y subempleo de la Población Económicamente Activa ronda en conjunto el 50% en el país, según cifras oficiales.
Otros componentes del plan suenan sencillos, como la dotación de uniformes a más de 1.3 millones de estudiantes de primaria y secundaria, pero eso, para una familia sumida en la pobreza, es bastante. Hace unos meses, ContraPunto conversó con un lisiado de guerra cuya mayor preocupación era, por esos días, cómo diablos conseguía unos $20 para comprar la tela de los uniformes de sus tres niños.
Segovia dijo en una entrevista televisiva que en este punto de los uniformes se podría lograr una jugada como de doblete de billar: alguien tendrá que hacer los uniformes para todos esos jóvenes. Y allí podrían aliarse sastres para conformar talleres que los confeccionen, generándose un ciclo productivo importante.
Otros aspectos del plan son: la construcción y mejoramiento de 25 mil viviendas populares y 20 mil un poco más sencillas, pero que ofrezcan techo y piso a familias de zonas rurales donde, hoy por hoy, probablemente viven en champas de plástico.
Además, Funes habló de crear una banca de desarrollo estatal que otorgue créditos a los sectores productivos, y de la creación de un sistema de protección universal, del cual no hay mayores detalles pero que pudiera referirse a la extensión de la cobertura previsional. También se ampliará uno de los programas heredados de la administración del ahora ex presidente Elías Saca, la Red Solidaria, que pasará a llamarse Comunidades Solidarias Rurales. Con este programa se pretende mejorar la cobertura de agua potable, electricidad, saneamiento básico, salud y educación en 32 municipios sumidos en pobreza severa.
“Tenemos, como se ve, una gran tarea por delante, pero ello no nos intimida”, dijo Funes en su discurso.
Money, Money money
Buena parte del problema es de dónde saldrán los recursos para echar a andar todo el plan, tomando en cuenta la difícil situación financiera que Funes hereda. El déficit fiscal, es decir, el dinero que hace falta para financiar el presupuesto de la nación –proyectado al cierre del 2009—, ronda los $1,200 millones de dólares (de un presupuesto que sobrepasa los $3,600 millones).
La cifra del déficit, que equivale al 5.4%, poco a poco se ha ido conociendo luego de que el Gobierno, en los meses de campaña electoral, ocultó las cifras reales de cuán débiles estaban las finanzas públicas, y sólo salieron a flote luego de que organismos internacionales financieros escudriñaran en las entrañas de la administración Saca.
“Debemos de confesar que nuestra sorpresa ha sido que la crisis del país ha sido más profunda de lo que nosotros esperábamos, y los datos que tenemos se han ido construyendo con los organismos financieros internacionales”, ha dicho Héctor Dada Hirezi, el nuevo ministro de Economía.
En las últimas semanas, el equipo de Funes –antes de ser investido como Presidente –maniobró intensamente para buscar esos fondos para financiar el presupuesto. Préstamos otorgados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que totalizaban $950 millones y que una parte de ellos ($650 millones) se iban a destinar al pago de la deuda internacional, tuvieron que ser redirigidos para financiar el hueco.
Medios locales informaron el 3 de junio que el BID ha ofrecido un nuevo crédito por $500 millones, que pudieran servir para echar a andar los programas del nuevo gobierno, aunque estaría a disposición en el 2010. “Servirá para apoyar para financiar muchas de las iniciativas que planteó el presidente en su discurso, en el área social y en el área de producción”, dijo a La Prensa Gráfica Luis Alberto Moreno, presidente del BID.
Voces disidentes
Uno de los primeros críticos del Plan fue Rafael Barraza, ex presidente del Banco Central de Reserva y ahora analista económico.
Barraza ha dicho que el plan ha sido pensando más bien con una visión “asistencialista”, es decir que no va al meollo del asunto, elevar la producción para de esa forma crear más empleos.
“Es una visión asistencialista de que estas familias no caigan en una pobreza extrema, pero hace falta una visión de desarrollo, de mediano plazo”, dijo a la Telecorporación Salvadoreña (TCS).
Días después, en una entrevista con la misma televisora, Dada le responde: “La creación de empleos de emergencia no son los que la gente busca, sí, pero vamos a tratar de palear la situación mientras se toman medidas con efectos en el mediano plazo”. Y agrega: “Yo creo que no hay que hacer una crítica fácil, ser analista es bastante fácil…”.
Un reportaje de ContraPunto, de enero del 2009, reveló que El Salvador fue de los países en la región que menos medidas adoptaron (al 30 de enero del 2009) para atajar la crisis, según el documento “La reacción de los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe frente a la crisis internacional”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
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