
No es fácil hablar de internacionalismo proletario si en realidad no nos hemos proletarizado el espíritu.
Muchas son las herencias que pesan en nuestra formación humanística y la carga de desviaciones que la sociedad en la cual crecemos nos mete en nuestras arterias, en nuestros tejidos, en nuestros hemisferios mentales y es hasta grave hablar sobre tu internacionalismo porque pecamos de no tener la capacidad para ver nuestros errores conductuales en nuestras actividades cotidianas, ni significa también que los internacionalistas tienen que ser santos porque los santos no son internacionalistas ya que solo existen para los que quieren su existencia para su conveniencia, ni son internacionalistas el puñado de vagos aventureros que llegan a los países revolucionarios cuando ya las matanzas han pasado y se ponen las casacas de los revolucionarios y a la primera oportunidad se desvían de los programas revolucionarios del país donde se encuentran.

El internacionalismo proletario, desde mi punto de vista, consiste en entregarse a la causa por la liberación de la humanidad. Parece ser algo utópico desde el punto de vista que la liberación de la humanidad se ve oscura desde que no sean los trabajadores los que dirigen las riendas del estado, pero cada acto del internacionalista debe dirigirse hacia ello, hacia la liberación de la humanidad.
Que debemos hacer? Estudiar a profundidad las necesidades de determinado país y analizar cuál es el campo donde nuestra cooperación puede dar mejores resultados. Las ocupaciones por humildes que parezcan son necesarias para solventar los problemas de determinada área poblacional, de ahí que la mano obrera constructora de la infraestructura mundial es tan necesaria como el pensamiento científico de avanzada que ayude a solventar los problemas de los pueblos.
Enseñar a hacer. Eh ahí una de las capacidades del internacionalista. Está claro que la mano internacionalista no puede de inmediato curar todos los males que la industria ha causado al ecosistema universal, pero esa misma mano es capaz de plantar semilleros que más tarde serán los sustitutos de los bosques destruidos por el espejismo capitalista, los@ especialistas en medicina no podrán curar todas las enfermedades que abaten a la humanidad y más que todo a la población de los países subdesarrollados, pero podrán enseñar medicina y hábitos para prevenir enfermedades prevenibles y formas para hacer mejor uso de lo que tenemos, no podemos estar saludables si cambiamos los vegetales y productos avícolas por helados o teléfonos celulares, como no podremos jamás salir del subdesarrollo si no alfabetizamos ideológicamente a nuestros pueblos, ni podremos ayudar en nada si no nos quitamos los malos hábitos con los cuales hemos crecido.

Ser internacionalista, según mis criterios, es estar un tanto alejado del estomacalismo común, es tu interminable búsqueda hacia el ser filosófico, a la esencia del ser, al significado del significado, a la esencia de la esencia incomprendida, a ese ser capaz de ver mas allá de lo que la generalidad es capaz de ver y esa es la razón por la cual el mundo o la humanidad produce muy pocos filósofos, es tener la capacidad de comprender que no todas las mañanas serán claras, ni todas las noches oscuras y saber qué existen problemas porque también existen respuestas, no fáciles de encontrar, ni de resolver; pero si, posibles y fácticas. Es comprender que más allá de tu hogar hay problemas más serios y si con tu humilde y desinteresada ayuda puedes cooperar a solucionarlos, ello te hace más humano, más hombre y más mujer.
En el “Che” encontramos no al epígono, sino; al epónimo del internacionalismo, cuya escuela ha producido cientos de miles de hombres y mujeres que siguiendo su ejemplo se han lanzado al mundo a ayudar, a dar su cooperación sin esperar más que la satisfacción de la sonrisa de un niño curado o de un anciano@ a quien se le han solucionado sus problemas de salud.
La humanidad en la actualidad atraviesa mas problemas que en épocas anteriores. Nunca la humanidad se había visto tan próxima a la destrucción total por la existencia y crecimiento descontrolado de armas nucleares a lo largo del mundo. Países como Canadá, del cual soy ciudadano, produce anualmente suficiente uranio para armar nuclearmente a cuarenta países de la tierra y pone el uranio al mejor postor, al mismo tiempo los mercados negros de los Estados Unidos y Rusia venden dichos materiales con tanta facilidad como ir a comprar cebollas a cualquier mercado de los países del tercer mundo. Recientemente, ha habido cientos de publicaciones especulatorias sobre la alteración de la atmosfera y redirección de tornados y tormentas huracanadas como el Gustav y el Ike que destruyeron la infraestructura cubana y causaron más de seiscientos muertos en Haití, mientras la fanaticada de nuestra patria aplaudía el 5 a cero de la selección de futbol, lo cual no condeno, sino lo que es condenable es ir a gastar dinero en actividades que bien podría ser mejor usado en ayudar a nuestros hermanos y hermanas desprotegidas.
La explotación minera nos está llevando a una situación desesperante. Nuevas enfermedades no comunes a nuestra regiones mineras, como son enfermedades de la piel, urticarias, sorderas, caída prematura de cabello, cataratas en los ojos, enfermedades gastro intestinales y cáncer terminal forman parte de la herencia desgraciada que nos van dejando losa Picoteros del Norte, además de la destrucción y reducción de nuestras tierras agrícolas. Ustedes se preguntarán por qué mencionar ésto en el tema del internacionalismo proletario, sencillamente porque las minas se ubican por lo general zonas donde la población aborigen u originaria de nuestros pueblos se ubica, zonas de exclusión social y es hasta cuando se deciden a robarnos el subsuelo, después de habernos robado el suelo, cuando vuelven a aparecer en el espectro social.
Las potentes mineras del Norte han y siguen causando problemas aun antes de tener el permiso de explotación del “Oro de la Muerte” en El Salvador, por ejemplo; dividen a la sociedad, a hogares, extorsionan autoridades civiles, militares y religiosas, siembran el descontento y engañan a nuestros pueblos ya que los políticos si saben de los males que vienen; pero no les importa, ya que lo único que les interesa son sus cheques gordos para saciar sus vicios insaciables y vivir la eterna orgía del espejismo capitalista. Para explotar el oro en nuestra patria no van a usar sólo el cianuro como ellos y los parlanchines del gobierno aseguran, van a usar treinta y tres aleaciones que mataran nuestra atmósfera, suelo y subsuelo, fauna y flora, fuentes acuíferas, fluviales, lacustres y marítimas por 500 años que es cuando la naturaleza comienza a auto recuperarse (ver estudio Moran Proyecto el Dorado, Moran Mining, Toronto, Canadá) entonces cual debe ser nuestro deber internacionalista, denunciar este mal donde quiera que este, ya que los daños que causan son los mismos en El Salvador, en la Amazonia, en el Estor, Izabal, Guatemala e ir a ponernos en primera fila cuando nuestra gente es forzada de sus hogares periféricos a la zona minera.
Paralela a la destrucción ecológica que trae la explotación minera, también nos están metiendo los transgénicos, cuya ley no paso mientras Cristiani era el dueño de la compañía que producía las semillas en Guatemala, fue venderla y los diputados lacayos la pasaron y ahora el señor Cristiani es quien las distribuye. Qué pasa con los transgénicos? Norte América, especialmente en las zonas de de producción de miel en Dakota del Norte y Sur cuando las primeras generaciones de plantas transgénicas florecieron, los millones de abejas que succionaron dicho polen padecieron de SDD, Síndrome de Desorientación lo cual les impidió volver a sus apiarios muriendo en el camino, dicha enfermedad es el equivalente de la demencia o alzeimer en el ser humano y si éstos no mueren inmediatamente es por el cuidado médico o familiar y aun así se convierten en vegetales teniendo muna muerte lenta y una vida seudo vida trágica cuando la enfermedad ha progresado.
Los Estados Unidos se han visto obligados a importar abejas de Australia, a que obligarán a nuestro pueblo, es la pregunta cuya única respuesta es oponernos a los transgénicos en nuestro país, ya que además de alterar el eco sistema, debilitan la flora y queman los nutrientes de la
tierra.
PAUL FORTIS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario