Durante un programa transmitido en la televisión cubana este miércoles, el presentador lamentó que el terrorista Orlando Bosch haya muerto en Estados Unidos (EE.UU.) sin haber sido juzgado como tal. Del mismo modo, repudió que nunca haya manifestado remordimiento.
“Orlando Bosch ha muerto hoy (miércoles) en Miami (EE.UU.). La justicia no le llegó a tiempo a este terrorista, y allí está otro que está esperando que la justicia se haga, que es Luis Posada Carriles", dijo el presentador del programa Mesa Redonda, Randy González.
El periodista sostuvo que Bosch, quien falleció a los 84 años de edad debido a una enfermedad que no ha sido detallada, planificó junto al también terrorista confeso Posada Carriles la "voladura de un avión comercial cubano en 1976, que costó la vida a 73 personas" e "innumerables actos terroristas" contra Cuba.
"Sin afirmarlo categóricamente", Bosch reconoció en medios estadounidenses "su participación en el atentado" al avión cubano, pero "no mostró nunca remordimiento por aquel acto", dijo.
Bosch y Posada fueron procesados en Venezuela por ese caso y a pesar de que se presentaron diversas pruebas que demostraban su responsabilidad, entre las que se incluyen documentos oficiales del gobierno de los EE.UU., Bosch fue absuelto de los cargos tras un proceso efectuado en Caracas en 1987, durante la administración del ex presidente Jaime Lusinchi.
En ese mismo período, Posada se fugó antes de que dictaran sentencia y aún tiene esta causa pendiente ante la justicia venezolana, que reclama su extradición.
Bosch siempre se declaró inocente sobre su participación en la voladura del avión. Sin embargo, en una entrevista telefónica concedida en el año 2005 al periódico de Miami, El Nuevo Herald, afirmó que la verdad sobre el ataque terrorista sería revelada en una cinta y documentos que se harían públicos después de su muerte.
En 1988 el terrorista volvió al país norteño, al que pudo entrar gracias a un perdón que le otorgó el entonces presidente George Bush (padre).
Dos años después, Bosch gozó de la protección de las autoridades norteamericanas, pese a los crímenes de lesa humanidad que había cometido.
Luego de conocer su reputación, Bosch fue considerado por el Fiscal General de Estados Unidos Dick Thornburgh como un “terrorista sin arrepentimiento”; mientras que el Fiscal General Asociado Joe D. Whitley, también trabajador durante la administración de George W. Bush, lo calificó como “una amenaza a la Seguridad Nacional”.
Posada y Bosch son considerados por La Habana como dos terroristas protegidos por el gobierno de Estados Unidos.
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